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Un prelado sostiente un crucifijo.
La Iglesia española elige a su nuevo líder

La Iglesia española elige a su nuevo líder

Ochenta obispos decidirán en marzo si renuevan a Blázquez o si optan por el cambio, con un Osoro siempre citado en las quinielas

Alfonso Torices

Domingo, 26 de febrero 2017, 00:26

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La Iglesia española ha entrado ya en la fase de debate. El 14 de marzo, probablemente antes del mediodía, los 80 miembros de la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal con derecho a voto -los cardenales, arzobispos y obispos titulares y auxiliares en activo- decidirán quién será su nuevo presidente, el líder que tendrá que enfrentar durante los próximos tres años los muchos retos que tiene planteados la institución.

La elección, aún incierta y sin un favorito claro, según mantienen los principales expertos en la materia, llega en un momento complejo, tanto de puertas adentro como hacia fuera. El nuevo presidente se las verá con una España sin mayorías absolutas en la que la Iglesia luchará por no quedar descolocada en un posible pacto educativo -que debate si mantener o no la religión como asignatura y si limita los conciertos con centros privados- y por que no le superen debates como el de su financiación, los nuevos modelos de familia, la maternidad subrogada o la muerte digna, mientras se enfrenta a una caída en picado de las vocaciones sacerdotales y a una sociedad cada vez más secularizada en la que ya solo el 22 % (mínimo histórico) se casa por el rito católico. Al tiempo, la elección se produce en medio de un pulso interno entre la renovación que intenta el papa Francisco y los frenos y zancadillas que le ponen los sectores más conservadores.

El nuevo presidente de la Conferencia Episcopal saldrá de los 69 titulares de diócesis -los once obispos auxiliares votan, pero no son elegibles- y será quien logre, en sufragio secreto, el apoyo de la mayoría absoluta de los presentes, que si están al completo supone 41 votos. Los 69 son elegibles porque ninguno, incluido el presidente saliente, el cardenal arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez, cumple el veto excluyente de llevar dos mandatos consecutivos en el cargo.

El primer indicio sobre los favoritos se tendrá el 13 de marzo, por la tarde-noche, cuando la Asamblea Plenaria realice la llamada «votación de sondeo», una especie de primarias en una institución en la que no hay ni candidatos oficiales ni campaña pública. Los electores apuntarán un nombre en cada papeleta y, aunque el recuento no tendrá validez, a su término, ya sabrán entre qué mandatarios se juega la elección.

Tras una noche para la negociación y las alianzas, el martes empezarán las votaciones reales. Si en las dos primeras nadie logra mayoría absoluta, los dos obispos más votados pasarán a una tercera de la que saldrá el vencedor, bien porque uno logre mayoría, bien porque, en caso de empate, el nuevo presidente será el de mayor edad. Determinado el líder de la Conferencia, en votaciones sucesivas se elegirá también al vicepresidente, a los miembros del Comité Ejecutivo y a los presidentes de las 14 comisiones episcopales.

Algunos nombres

Nadie se atreve a poner favoritos sobre la mesa. Los obispos tendrán que empezar por decidir si renuevan su confianza en Blázquez o si optan por el cambio. El cardenal no solo no ha dicho que quiera abandonar, sino que parece emitir señales de que no vería con malos ojos tres años más. La posibilidad está ahí. «Cabe la renovación y cabe la elección de otro presidente», mantiene José María Gil Tamayo, el portavoz de la institución, la misma persona que en diciembre dio a entender en una entrevista la buena disposición de Blázquez. «Le veo con voluntad de servir siempre; su disponibilidad es manifiesta a los obispos», dijo. En su contra tiene que en abril próximo cumplirá 75 años, la edad de la renuncia, pero el Papa podría prorrogar varios años su permanencia en activo al frente de la archidiócesis.

Si llega la hora del cambio, la tradición apunta como favoritos a los otros jerarcas que forman parte del Comité Ejecutivo saliente de la Conferencia. Ahí hay cuatro nombres de peso. Dos de ellos, el cardenal Carlos Osoro y el arzobispo castrense, Juan del Río, ya acompañaron a Blázquez en el trío de más votados en la asamblea de hace tres años. Osoro, el actual vicepresidente, a quien se cita en todas las quinielas de favoritos, es el hombre de Francisco en España, y Del Río es un aspirante bien visto por casi todos. Los otros dos miembros de más peso de la ejecutiva son el arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo, y el arzobispo de Compostela, Julián Barrio. Aunque no está en la cúpula saliente, otro arzobispo cuyo nombre suena con frecuencia es el de Barcelona, Juan José Omella, también vinculado a la renovación que reclama Jorge Bergoglio.

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