El lampante se paga casi como el aceite bueno

La campaña de recogida de la aceituna está ya mediada, con el mercado recibiendo durante el último mes continuamente aceites nuevos. La mayor demanda se está centrando en la categoría virgen extra, que según datos del sistema de referencia de precios en origen Pool Red acumula dos tercios largos de las salidas de las almazaras en el mes de diciembre y en los primeros días de enero.

El aceite con menos demanda actualmente es el lampante, el de peor calidad. El malo. Aproximadamente supone el 10% de las operaciones registradas en el Pool Red. Sin embargo se paga bien. Bastante bien. Siempre por encima de los tres euros y en ocasiones prácticamente al mismo precio que el aceite virgen, en el entorno de los 3,3 euros por kilo.

En la última semana el lampante cotizó entre 3,05 y 3,33 euros por kilo, aunque el precio medio fue de 3,163. Durante ese tiempo (del 1 al 7 de este mes) el virgen se movió entre 3,3 y 3,350, con una cotización media de 3,335. Es decir, que el precio medio del virgen estuvo prácticamente al nivel del mejor precio que alcanzó el lampante (un 13% de las ventas se hicieron en 3,3 euros por kilo) durante el inicio del año.

En esta semana el virgen extra se movió entre los 3,350 y los 4,2 euros por kilo que alcanzaron algunas operaciones marginales (el precio medio fue de 3,5 euros por kilo). Así que en momentos puntuales el lampante llegó a estar incluso muy cerca del virgen extra.

A lo largo de 2016 el lampante a mantuvo un buen nivel en los mercados, con un máximo de 3,31 en noviembre pasado y un mínimo de 2,6 al inicio del verano.

Calidad

El sector lleva años embarcado en la búsqueda de la calidad. De la excelencia. Fruto de un enorme esfuerzo colectivo de los olivareros y almazareros se ha adelantado progresivamente durante los últimos años el inicio de la recogida, con la generalización de aceites de ultra tempranos de categoría 'premium' que se cotizan en las tiendas especializadas en el entorno de los seis euros el medio litro.

Así mismo, el adelanto en la recolección y el mayor cuidado de los olivareros ha permitido elevar la cantidad de virgen extra que se produce si las condiciones acompañan. Pero las cotizaciones dejan claro que los mercados son reacios aún a pagar esas diferencias de calidad.

Producir virgen extra o virgen es caro. Sacar lampante es bastante más barato: permite sistemas de recogida de aceituna mucho más eficientes (en cuanto a kilos recolectados por las cuadrillas, que pueden tirarla al suelo y luego barrerla sin usar mantones), no obliga a las almazaras a diferenciar líneas completamente separadas para el suelo y el vuelo...

Las previsiones de producción apuntan a que los precios se mantendrán estables ya que hay existencias suficientes para abastecer el mercado, pero muy justas. Así que el lampante -cuya calidad no permite que sea comercializado para consumo humano sin un proceso de refinado previo y con aceites superiores añadidos- seguirá siendo un buen negocio.

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