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Maribel y Maxi en una protesta para pedir más investigación en 2013.
«A vuestro hijo lo mataron, yo lo vi»

«A vuestro hijo lo mataron, yo lo vi»

La Audiencia de Granada reabre el caso de los padres coraje de Jaén por la aparición de un nuevo testigo | Ordenan que declare un hombre que supuestamente les mandó un whatsapp hace dos años

Juan Esteban Poveda

Jueves, 20 de octubre 2016, 11:52

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«A vuestro hijo lo mataron. Yo lo vi». Maribel y Maximiliano llevan dos años rumiando esas palabras. Su última esperanza. Un mensaje que les llegó en 2014 por Whatsapp y que venía a confirmar sus sospechas sobre la muerte de su hijo, Javier Joyanes Castilla, joven jienense de 27 años que fallecido en extrañas circunstancias la madrugada del 6 al 7 de septiembre de 2008. Según un juzgado de Guadix, fue un accidente, una caída por un terraplén al salir de una boda en La Calahorra (Granada). Para los padres siempre fue un crimen que no se investigó. Hace ahora dos años la Justicia archivó el caso como un accidente. Ahora la Audiencia de Granada lo ha vuelto a reabrir y ordena que se le tome declaración al hombre que supuestamente mandó este mensaje a los padres. Un testimonio que puede dar un vuelco a todo.

¿Qué puede aportar este testigo? Supuestamente puede hablar de un altercado en la puerta del salón donde se celebró la boda, horas antes del momento en el que los forenses dataron la muerte de Javier Joyanes. Esta persona al parecer había intentado mediar en una disputa que acabó en una agresión de varias personas contra el joven jienense.

Tras recibir el mensaje los padres contactaron con la persona que supuestamente lo había enviado. Les dijo que estaba dispuesto a declarar donde hiciese falta. Luego se echó atrás. La familia puso una denuncia en la Comisaría de Policía de Jaén para que se investigase este mensaje. Cuando se localizó al titular del teléfono de donde partió el texto éste dijo que él no había mandado el whatsapp. Los investigadores consiguieron identificar al supuesto autor.

La familia pidió al juzgado de Guadix que tomase declaración a esta persona. Finalmente se tuvo que recurrir a la Audiencia de Granada, que según fuentes cercanas al caso ha ordenado que se reabra el procedimiento y que declare esta persona.

La Audiencia desestima de nuevo otras pruebas que venía reclamando la familia, como una segunda autopsia, y otras declaraciones que pese a que habían sido acordadas no se han llevado a cabo. «Ya han sido cuatro veces las que han decretado el cierre. Hasta ahora hemos conseguido que la Audiencia lo reabra y ahora también lo esperamos, pero es muy difícil pelear solos como lo estamos haciendo», aseguró hace un mes Maribel Castilla, en el octavo aniversario de la muerte de su hijo.

Eran las 4,46 horas del domingo 7 de septiembre de 2008 cuando Maribel habló por última vez con su hijo Javier. El joven, de 27 años y vecino de la urbanización Entrecaminos de La Guardia, había ido a la boda de un amigo a La Calahorra (Granada) acompañado de otro amigo. Doce horas después de hablar con su madre, su cadáver fue encontrado en el campo, en una rambla a los pies de un terraplén de cinco metros de altura.

Trabajo de los padres

La versión oficial es que Javier se cayó y murió desangrado. Sin embargo, sus padres discrepan de esta versión y durante ochos años han reunido multitud de pruebas, testimonios e informes con lo que, según aseguraron, se demuestra «que la muerte no fue un accidente, «por mucho que nos lo quieran presentar así desde primera hora», según los padres.

Con un tesón enorme, los padres demostraron errores y lagunas muy serias en la investigación que contradecían la hipótesis de la caída. Llegaron a contratar peritos y expertos que hicieron informes que constan en la causa judicial que avalaban la teoría del atropello. Dos análisis firmados por profesionales dispuestos a declarar bajo juramente ante un tribunal aseguran que las heridas de Javier Joyanes no pudieron producirse en una caída, sino que lo lógico es que un coche lo embistiese. Y que el cuerpo presentaba señales de haber sido transportado entre varias personas, que lo abandonaron en una rambla. El guardia civil que fotografió una huella que supuestamente avalaba la teoría de la caída admitió años después que la pisada estaba en una zona sin precintar por donde transitaron muchos vecinos que se acercaron a curiosear al saberse que había un fallecido.

Sin embargo, en 2014 y tras varios archivos fallidos, revocados por el empuje de los padres para que se siguiese investigando, la Justicia dio carpetazo al asunto. Hasta ahora. Con la irrupción de un nuevo testigo.

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