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Jim Morrison y su historia en Granada

Jim Morrison y su historia en Granada

El cantante de The Doors estuvo unos días en la ciudad dos meses antes de morir y visitó varias veces la Alhambra con su pareja

J. J. LAHUERTA

Viernes, 3 de julio 2015, 20:52

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Jim Morrison, cantante de The Doors, profetizó su propia muerte tras recibir la noticia de que Janis Joplin acababa de fallecer, 16 días después de morir Jimi Hendrix. Era octubre de 1970, le quedaban sólo nueve meses de vida -que ocurriría un 3 de julio- y uno de ellos lo iba a pasar en España. Fue entonces cuando cansado de la fama, harto del rock y perseguido por la justicia estadounidense, buscó en París un refugio para esconderse de cuatro años de excesos. Sin embargo, en la capital francesa, estos no cesaron y el alcohol siguió muy presente en su vida. Un día, tras toser sangre, un médico le recomendó descansar en un clima cálido. Sin pensarlo demasiado, el 10 de abril de 1971 inició un viaje en el que visitó España junto a su novia Pamela Courson.

La pareja alquiló un Peugeot con el que atravesaron los Pirineos y -tras visitar Barcelona y Madrid- llegaron a Granada. En la ciudad andaluza se iban a encontrar con un grupo de personas que habían creado un local en el que la cultura fluía por sus paredes. Se llamaba Zíngara y todas las noches ofrecía exposiciones de pintura, conciertos y encuentros poéticos. El granadino Ángel Carmona fue uno de los impulsores de aquel lugar mágico, ubicado en el barrio del Sacromonte y con unas vistas impresionantes a la Alhambra. Durante los años 60, Carmona visitó lugares emblemáticos de la contracultura hippie, como San Francisco o París. Pero no fue el único. Un amigo suyo, Rafael Cuéllar, estuvo en 1968 en la California más hippie de la historia. Cuando regresó a Granada, ayudó a Carmona a excavar con sus propias manos una cueva que acabó convirtiéndose en Zíngara. Allí ponían discos que trajeron de Estados Unidos de Ten Years Atfer, Jefferson Airplane, Santana o Jimi Hendrix, que se mezclaban con el folklore local.

La llegada del mito

Aquel lugar fue adquiriendo fama y la voz se corrió entre los amigos que Carmona había dejado en California. «Comenzó a llegar gente de todo el mundo», explica. Y uno de aquellos visitantes fue Jim Morrison. Una noche, Cuéllar se percató de que pasaba algo diferente: «Era un lugar de difícil acceso. Vi un coche aparcado en la puerta, algo que me pareció extraño. Cuando entré, las dos camareras estaba alborotadas porque Jim Morrison estaba en el local». Cuéllar decidió entablar conversación con el artista. «Me dijo que habían venido a Granada porque habían oído hablar de Zíngara. Se alojaron en casa de tres australianos. Después me pidió whisky, pero como no había salí a buscarlo. Conseguí una botella. Estaba acompañado por gente muy seria y silenciosa, y, salvo él, que se la bebió entera, el resto parecía alimentarse del aire», destaca.

La muerte rondaba a Jim Morrison , pero Zíngara ofrecía vida. Allí presenció varios conciertos, pero no se animó a cantar. «Nos pidió que le pusiéramos algo de Janis Joplin. Y lo hicimos. Estaba nostálgico», recuerda Cuéllar. El encuentro de aquel joven granadino con Morrison concluyó cuando le mostró la Alhambra. «Hablaba algunas palabras en español y le dije que era el lugar más bello del mundo y que tenía que visitarlo». Al amanecer, el 'Rey Lagarto' y Pamela Courson subieron al monumento. El cantante quedó atrapado por su magia e insistió en verlo varios días seguidos. Pamela grabó a Jim sentado cerca de la famosa fuente custodiada por los leones de piedra. Tal y como asegura Stephen Davis, Morrison se levantó con una sonrisa angelical en su rostro y caminó hacia la cámara hasta que uno de sus ojos ocupó el último fotograma.

Tras pasar varios días en Granada, la pareja viajó a Tánger, desde donde fueron a Marrakech. Después, cogieron un avión en Casablanca que les devolvió a París. Comenzaba la cuenta atrás para un trágico desenlace. Era el 3 de mayo de 1971 y a Jim Morrison le quedaban dos meses de vida. Su cadáver apareció en la bañera del piso derecho de la cuarta planta del 17 de Rue de Beautreillis hace 36 años. La versión oficial dictaminó que murió de un ataque al corazón.

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